En su época de estudiante comenzó a gestar el propósito que le acompañaría para siempre: idear el modo en que la energía gratuita pudiese llegar a todo el mundo. En 1881 viajó a Viena, donde trabajó en la Compañía Nacional Telefónica. Finalmente, Tesla se trasladó a París, donde encontró trabajo en la Compañía Edison. Desde la capital francesa viajó hasta Nueva York en 1884 –el mismo año en que llegó también desde París la Estatua de la Libertad–. Una vez en la ciudad, Tesla acudió directamente a las oficinas del hombre que influiría definitivamente en su vida: Thomas Alva Edison. A él iba dirigida una carta de recomendación de Charles Batchelor, su último jefe en Europa, que rezaba: "Conozco a dos grandes hombres, y usted es uno de ellos. El otro es el joven portador de esta carta".
Tras leer la misiva, Edison le contrató ese mismo día. Pero su relación distó mucho de ser plácida. Entre ambos existieron diferencias que fueron acrecentándose con el paso del tiempo. Estas diferencias se plasmaron en la forma de plantear y ver los resultados de su trabajo. Mientras Edison fue el primer introductor y un firme defensor de la corriente continua, Tesla estaba convencido de que la corriente alterna era una solución mejor –corriente que seguimos usando en nuestros hogares más de ciento cincuenta años después–. Esta disputa se conoce como "la guerra de las corrientes".
La "Guerra de las corrientes" De hecho, la idea de Tesla era mejor, pero necesitaba a Edison para ponerla en práctica. Edison defendió su propia teoría a toda costa y de ninguna manera iba a permitir que un joven extranjero que acababa de llegar a la ciudad le arrebatase la fama e hiciese peligrar su imperio. Tesla se topó entonces con una salvaje campaña de difamación.
Edison no quería poner en riesgo su fortuna por culpa de un "recién llegado". Por ello, el veterano inventor llegó a recorrer Estados Unidos con la intención de demostrar la peligrosidad de la corriente alterna, para lo cual no dudó en electrocutar animales (desde perros y gatos hasta un elefante) para desacreditar la propuesta de Tesla. También le negó el pago de los 50.000 dólares comprometidos en un primer momento con un comentario burlesco y esperpéntico: "Cuando llegues a ser un norteamericano cabal, estarás en condiciones de apreciar una buena broma yanqui".
Problemas de patentes y muerte Tesla también tuvo problemas con Marconi, a quien se atribuye el invento de la radio. Marconi ganó el premio Nobel en 1909 por este invento, aunque Tesla había patentado la idea en 1896. Pero la oficina de patentes dio marcha atrás y acabó otorgando a Marconi la patente del invento. Se habló mucho en la época sobre dicho cambio, que algunos atribuyeron a presiones económicas por parte de Marconi. Finalmente, en 1943 la Corte Suprema de Estados Unidos reconoció a Nikola Tesla poco antes de su muerte como el inventor de la radio y le devolvió la patente, que había estado en poder de Marconi hasta ese momento.
Tesla es considerado por muchos como el mejor inventor del siglo XX. Su figura, un tanto maltratada por la historia, fue reivindicada posteriormente por movimientos contraculturales que descubrieron el legado de un hombre que se opuso a las normas establecidas y que vivió en un mundo que aún no estaba preparado para sus inventos. Desde el "rayo de la muerte", arma capaz de disparar haces de partículas, al "teslascopio", un invento que permitiría la comunicación con seres de otras galaxias, ya que Tesla estaba convencido de la existencia de seres inteligentes en otras dimensiones...
Hoy en día, la vida y la obra de Nikola Tesla se dan a conocer en el museo que lleva su nombre en Belgrado. Un lugar curioso e interesantísimo donde entender mejor la importancia de uno de los inventores más importantes de la historia.
Edison, enemigo íntimo Entre ambos lucharon la conocida como "guerra de las corrientes". Mientras Edison fue un firme defensor de la corriente continua, Tesla estaba convencido de que la corriente alterna era una solución mejor.
Nikola Tesla y Mark Twain en el laboratorio del primero Mientras Twain escribía algunas de sus grandes novelas clásicas como Tom Sawyer (1876) o Las aventuras de Huckleberry Finn (1885), entabló una gran amistad con Tesla, quien le animó a interesarse aún más por las investigaciones científicas y las nuevas tecnologías.
Guerra con Marconi Tesla también tuvo problemas con Marconi, a quien se atribuye el invento de la radio. Marconi ganó el premio Nobel en 1909 por este invento, aunque Tesla había patentado la idea en 1896.